viernes, 6 de febrero de 2015

AMOR ARDE SOLO EN TIERRA

Él sabe que no hay vida más allá de la muerte.
Que su tigre amante nunca reposará
en la casa del Hades hasta que el humo
no salga de su pira. Que amor arde
sólo en tierra. Dame la mano escucha
te lo pido por piedad pues ya no
regresaré cuando el fuego me posea.
Aquiles le tiende los brazos.
Patroclo como la niebla ya se ha desvanecido.
La carne de su carne es un abrazo
que arde en la noche rasgada contra un filo
de rocas. Parece el cielo entonces
un vaso con la inocente carne diluida
en aquella luz donde dos seres
se amaron un instante —solos y tejidos
por sus frágiles auras de memoria y olvido.
La ausencia pues nunca termina. Siempre
es sin por qué. Como aquél delicado laberinto.


“Lo que permanece lo fundan los poetas” (Hölderlin/Inquietud/ Cantos Nocturnos)



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