A veces pierdo el guante de la mano derecha:
lo olvido sin razón repetitivamente
en distintos lugares
que luego no recuerdo.
He llegado a pensar
que me gusta invertir mis horas
en buscarlo.
En ciertas circunstancias
es conveniente dedicarse a actividades
inocentes:
rastrear extravios previamente dispuestos
por inconscientes estrategias
que improvisa el olvido
y consignarlos luego
en minuciosos
inventarios de nada.
Sólo perder un guante,
obstinarse en la niebla
con un clarividente instinto del absurdo.
Amparo Amorós